Apple y la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford publicaron el pasado 16 de marzo de 2019 los resultados del Apple Heart Study, un estudio sobre el corazón anunciado en noviembre de 2017. El estudio, realizado por Stanford Medicine, fue financiado en su totalidad por Apple.
El Apple Heart Study, en el que no se incluyó el Apple Watch 4, tuvo 419.093 participantes. Personas de los 50 estados de los Estados Unidos participaron durante ocho meses en la recopilación de datos . De estos unos 2.000, alrededor del 0,5 por ciento de los participantes, recibieron notificaciones que los alertaban sobre irregularidades en su ritmo cardíaco.
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Notificaciones del Apple Watch
Los investigadores consideraron este bajo nivel de notificaciones alentador. Esto sugiere que haber sido parte del Apple Heart Study no fue una carga para los participantes, ni una distracción innecesaria para sus médicos.
Y es que, muchos expertos en salud muestran preocupación sobre el hecho de proporcionar a los usuarios demasiados datos médicos. Se considera que no es necesariamente algo bueno y que podría suponer una carga para los sistemas de atención médica.
En los casos en que los usuarios recibieron una notificación de ritmo cardíaco irregular, los médicos ofrecieron a los participantes en el estudio una consulta online. También se les proporcionó un sistema de medición adicional para un mayor seguimiento.
Por lo que parece, en Stanford se considera al Apple Heart Study como un paso adelante en la investigación sobre la utilidad de los dispositivos tecnológicos wearables, smartwatches y smartbands, para monitorizar nuestra salud diaria y predecir problemas.
Sabemos que tanto smartwatches como smartbands son capaces de detectar problemas de salud no diagnosticados, además de monitorizar la actividad física en general.
Sin embargo en este estudio solo se utilizó el Apple Watch hasta la serie 3 y se contó con el sensor óptico de frecuencia cardíaca de este dispositivo para realizar las mediciones.
Tecnología al servicio de la salud
En conclusión, los smartwatches incluso baratos, y las smartbands de todo tipo, son todos gadgets capaces de monitorizar la actividad deportiva y ofrecernos mediciones más o menos fiables sobre la frecuencia cardiaca. Sin embargo, la tecnología no puede sustituir a los profesionales médicos, que son los que al final han de tener la última voz sobre el estado de salud del paciente.
Este estudio ya ha concluido
Apple y Stanford Medicine se comprometieron a facilitar que las personas participen en investigaciones médicas, porque más datos pueden conducir a descubrimientos que salvan vidas. La detección temprana de ritmos cardíacos irregulares puede prevenir problemas de salud más graves.
Cualquier persona mayor de 22 años que tuviera un iPhone 5s o posterior, un Apple Watch Series 1 o posterior y que cumpliera con otros criterios de elegibilidad del estudio podría unirse a otras personas de todo Estados Unidos comprometidas con la salud del corazón.
